viernes, 19 de febrero de 2016

Desnúdame




Arráncame esta soledad
que en un instante ( que duró una vida),
se ha adherido a mi piel.
¡ Araña, desgarra, muerde, hiéreme si es necesario! ,
pero despójame de este traje
que un mal día deseé
vestir como armadura,
y hoy,  me arrastra
a un pozo opaco
y ciego.


Desnúdame , dejando mi alma al aire y
a la vista sus entrañas,
que entre cenizas esconde
miedos  y  deseos varados  ,
 ilusiones abortadas  e
inocencias perdidas,
estrellas eclipsadas,
ventanas selladas y
mundos perdidos ( quién los sueña ahora).


Aun cuando en  mis ojos
percibas  el pánico(  y tú también sientas miedo),
y  grite, y llore, y suplique,
tiemble de frío y de miedo,
aunque me queme …,
Desnúdame.


                                                       Imagen: Brooke Shaden

jueves, 17 de diciembre de 2015

El día que olvidé cómo llorar



Como quisiera encontrar las palabras que den nombre a este dolor tan abstracto e indeterminado y sin embargo tan poderoso. Decía un amigo que poner nombre a las cosas era importante, ahora lo entiendo un poco mejor 


 La palabra no puede abarcar las emociones que viven en mí, que me desgarran, que me dejan sin aliento, sin hambre, sin sueño, que me convierten en un muñeco de madera, en su títere . Es como si el dolor y yo fuéramos solo uno. Crece sin descanso en mí porque olvidé como ahogarlo en lágrimas, convertirle en sordo y ciego  con mis gritos y golpes.



El día que me prohibí llorar. Más  o menos lo sé. Incluso me veo a mi misma diciéndome queda : nunca más te mostrarás débil ante el mundo porque en él moran personas que disfrutan pisoteándote cuando más débil eres, cuando no puedes defenderte  mientras  estás intentando sobrevivir a toda costa, vencer al miedo, entender  la incomprensión de lo que te ocurre, porque toda tu energía está concentrada en no caer al río de lava que surca dentro de ti , aniquilando todo lo bueno que vive en ti . Tampoco quería mostrarme débil ante mí, no fuera que la auto compasión se adueñara de mí .



Si pudiera encontrar las palabras que pudieran desgarrar el folio en blanco y  el silencio al que me condeno , si pudiera convertirle en desafortunado chivo expiatorio de mis miserias, quizá, podría salvar algo de mí. 



Me duele todo lo que aprendí en aquellas épocas infames, que me dejaron un alma sin inocencia, cansada, miedosa e incapaz de aprender lo necesario para ser feliz aunque fuera una vez al día. Ni siquiera eso.
Aborto cualquier amago de las lágrimas de caer al vacío. Me muerdo los labios hasta hacerme daño por no gritar, dejo que el silencio me engulla por no contarme y quedarme expuesta y desnuda frente a  los enemigos que pienso , se esconden en la sombra. 


Quisiera no haber desaprendido a llorar y quisiera ser más valiente y no esconder mis emociones al mundo aún cuando también doliera.






Imagen: Lorena Bonillo 

jueves, 28 de mayo de 2015

Soñando primaveras





Soñando primaveras,

lejos de mí

aun cuando estemos cerca,

ella y yo.



Mas no puedo vislumbrarlas.



Quizá equivoque la mirada

o mis ojos estén ciegos ante

la niebla de un inesperado invierno

originado  por descubrimientos

que yacían camuflados

en trincheras

de pasadas batallas.



Pensé que había descubierto

y vencido a cada uno de ellos.

¡Ilusa de mí!

Solo aprendí a ignorarlos

durante un tiempo,

bajando mis párpados

con filosofía infantil :

“Si cierro los ojos, no existes, no soy”



Y sí, si existo y soy y están ,

parece que se van a quedar para siempre.

No sé como vencer a algunas realidades,

reconozco.



Quizá lo máximo que pueda hacer

es imaginar primaveras

durante los descuidos

de este invierno


sábado, 21 de marzo de 2015

Lluvia...



Estoy cansada
de vagar
por los caminos
vacíos
que trazan los abandonos.


La soledad
me transforma en mendiga
y el miedo
en ser mudo , invisible e indiferente
ante la mano tendida
por si lo estuviera
para golpearme
tras falsas caricias.


El primer día de vida
de esta primavera
amaneció
cubierta de nubes grises.
Quería creer que
lloverían versos,
pero lo cierto
es que de mis manos
solo mana la lluvia




Eun Young Choi