martes, 25 de septiembre de 2012

¡ Llueve, Llueve!



Estoy observando el cielo, que muestra una cara más oscura que los días de verano, amenazando, por fin, una  tormenta. 

Llueve, llueve por mí, que yo no puedo, rezo con una voz totalmente inaudible. Y es que hace tiempo, me prohibí llorar, pues conocí a alguien que era capaz de disfrutar con mi debilidad. Desde entonces, creo que no he llorado por más que me dolieran los ojos, por más que me dijeran que,  a veces, llorar es bueno, para descargar la tensión y como decía yo, antes de prohibírmelo, para limpiar la mirada y poder ver tu entorno de una forma más clara y desde otro punto de vista.

Llueve, llueve por mí.  Pero ni una sola gota de agua  cayó esa mañana, para aliviar la atmósfera, y para desahogar mi pesar. 

Pensaba también, en esa frase de Cortázar:   “ Estar vivo, siempre parece el precio de algo” . Tal vez, lo que me ocurría en ese momento era el precio por poder estar mirando al cielo, tomando algo en una terraza, triste pero viva.  Tampoco era un precio excesivo, pues nada grave estaba ocurriéndome, tenía las cuatro extremidades en perfecto estado al igual que  mis cinco sentidos, y podía permitirme  esperar la lluvia, sin prisa por llegar a ningún lado.

Sería más fácil vivir con mis limitaciones si supiera cuáles de ellas, son reale , estoy segura. Pero me dijeron una vez, que dejara de vivir poniéndome a prueba continuamente, que era un juego peligroso. Y dejé de apostar contra los acontecimientos de la vida,  e intentar sólo permanecer. Y ahora ya no se cuáles son de verdad y cuántas me he inventado.

Pero eso no es suficiente. Estar. Estar. Permanecer. Parecen hoy una palabras vacías. Estar no es nada sino actúas en una u otra dirección, aún equivocándote.

¡Llueve, llueve! Ni caso. Nadie va a llorar por mí y yo me sigo resistiendo. Debería rendirme. Pero creo que ni siquiera sé hacerlo. Miento. Si que sé, porque el otro día alguien me preguntó qué me pasaba y se me aguó la mirada y para evitar llover, desvié mi atención a otro punto de la estancia y cambié de conversación.

Sí, en algún momento cogí miedo a llover. Porque podría hacerlo cuándo no hay nadie mirando, nadie que me escuche. Pero tampoco, porque estoy yo para escucharme y verme. La idea de verme llorar me resulta penosa. No, no te equivoques, no me resulta penosa la persona que llora, para nada. Sólo soy yo, porque me digo ¿qué?¿ otra vez así ¿Qué quieres?   ¿  Qué alguien , aprovechando que estás tirado en el suelo de la vida, te pise? Ahora no hay nadie, ya, pero tengo que entrenar para cuándo si haya alguien, ¿sabes? 

Ya sé lo que estás pensando. Que digo unas tonterías. Necesitamos manifestar nuestra desazón y tristeza, es humano, tenemos derecho a hacerlo y no somos más débiles. Vale, no soy más débil si lloro…soy igual de débil, pero parezco que lo soy más que cuándo lo hago ¿no? Y no sirve para arreglar nada. Todo sigue igual tras las lágrimas. Prefiero reir, triste, pero sonreír. Eso gusta a los demás,  ¿sabes? Al menos doy algo bueno casi siempre, aunque sólo sea una sonrisa triste.


Imagen de  Moon, Chae -Bin


7 comentarios:

  1. Miedo a llorar -o a echarnos a llover- suele darnos, por distintas circunstancias. A veces por tener que mantener la compostura obligadamente, otras por miedo a no poder parar después, lo cierto es que la lluvia del alma es necesaria, tanto o más que esa otra, la que lava y reverdece la tierra y sus simiente.

    Un abrazo fuerte y gracias por pasar a avisarme de tu retorno.

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  2. Cuanta sequía hasta que hoy la lluvia deshizo el desierto de la comunicación y las palabras volvieron a fluir!
    Que alegría Aire recibir de nuevo tu brisa, un abrazo!

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  3. Llueve por fuera y también llueve por dentro...
    Deja que caiga la lluvia...no sé si eso sanará tus heridas pero igual limpiará tu alma y tu corazón.
    Tus palabras no quedan olvidadas y tampoco tu dolor es indiferente al mundo.
    Lo comparto contigo y veo caer la lluvia...triste.

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  4. A las buenas tardes:
    Conseguí llegar y, con tus comentarios lo que pasó fue que Don Spam tenía hambre y se los comió un poquito, pero solo un poquito. Y ná, sacudí las baborras del chavalín, le di una galleta y listo. Volvieron a su lugar.
    Me gusta eso de llover… Pero, ¿Sabes? El otro día estaba tan aburrida, pero tanto de muchísimo y tanto, y a la vez tan triste qué decidí probar algo que me llevaba manteniendo desde tiempo atrás muy intrigada. Pero lo cierto ejke cuando se está triste y, las lágrimas acuden no da tiempo a pensar en estás cosas; las cuales, te aseguro que una vez comprobado, pues fue todo un descubrimiento.
    Sí, te cuento y, antes, decirte que estoy fatal de la espalda, tanto que si hago el pino puedo lesionarme pero…., resulta que estaba en el sofá efectuando un nuevo record de silencio al lado de don soseras; pues algunas veces aguanto sin hablar como si no respirase, y como a él le cuesta muy poco permanecer muerto (prometo que alguna vez le he pinchado con un alfiler y, fue en ese momento cuando me di cuenta que no estaba muerto, no, estaba viendo la televisión)
    Y no, no estaba muerto como te dije, pero como continuaba a la mía con mi intriga, pues que ni corta ni perezosa la llevé a cabo. Me giré en el sofá ante la atónita y, su…. so acusica él y su mirada, la de Don soseras power, que dicho sea de paso: me riñe como si fuera mi padre y yo una niña. Pero, efectué el giro y con la cabeza fuera del asiento y boca abajo, las piernas en el respaldo del sofá y los pies en la pared. Pues allí lloré, o lloví como tú dices y, mientras mi tristeza llovía estaba allí, del revés.
    Y fue, eso, increíble y genial, pues las lágrimas rodaban por mí frente, una frente ya colorada del esfuerzo de mantenerme boca abajo y con un Don soseras gritando: “Estasssss loca, vuélvete ahora mismo (mientras tiraba de mí)" y ¿sabes? Yo ni caso, pero él me coloco como si fuese una muñeca con el culo en el asiento y la espalda en el respaldo. Pero, te aseguro que fue genial llover del revés.
    Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos
    Shi

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  5. Niña cómo puedo recibir tus entradas? Ejke ya sabes, torpe y naufragante que es una.
    Feliz finde.
    Shi

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  6. Susana, mi querida amiga. ¿Llorar es fruto de la debilidad?. Entonces me reconozco débil. Pienso que es más débil el miedo a llorar, el miedo a no ser capaz de parar el llanto, el miedo a que se interprete como un signo de debilidad. Yo te alentaría a no reprimir el llanto cuando este llega, lo mismo que no reprimes los estados de euforia o alegría.
    Un fuerte abrazo.

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  7. Ayy airecillo!!!Permítene decir que yo hago apología del llanto y he enseñado a mi hija a que no evite ni le impidan llorar siempre que lo necesite.La vida es dia y noche , y no puede existir uno sin la otra.Acaso somos nosotros los que damos un botón para "llover"? Ni fisiológicamente es saludable .
    Que hay quien se alegra?Siempre hay necios que se empeñan en cortar nuestras alas de libertad y eso ,no se puede consentir.EL don del llanto es nuestro,es una necesidad que está por encima de cualquier frivolidad.
    Entiendo lo que quieres decir,pero déjame que te invite a llorar cuando lo necesites.
    Yo...hace mucho que no puedo hacerlo,y eso me deja sin oxígeno vital.
    Besucos airecillo suave

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