Los
versos, hijos predilectos de las palabras, me han abandonado, como veis, ya
hace tiempo. He olvidado como volar sin alas, y aunque sonrío a la vida a pesar
de sus desplantes, ya no sé hacerlo de
la misma manera, es como si hubiera perdido la mirada. Antes me bastaba con
coger un libro e irme por ejemplo, a la
playa o al parque que hay detrás de mi casa y tumbarme al sol o a la sombra, y
allí, entre capítulo y capítulo, miraba
al cielo o a los árboles y sonreía. Era
tal mi disfrute de las cosas pequeñas que ni siquiera tenía que pensar sobre
qué deseaba escribir, en serio, las palabras venían a mi encuentro, y delante
de mí, en una partitura invisible en el aire, construían una y otra vez los versos que luego, yo, torpe, intentaba
transcribir en el papel.
He
olvidado cuándo fue la última vez que pensé de un suceso o de un momento: es mágico. En ocasiones, casi lo
he llegado a pensar, es una sensación extraña, pero al final, no he llegado a
disfrutarlo, a recrearme en esa sensación ya casi desconocida. La persona que al parecer soy, aborta por
algún motivo cualquier verso que pudiera empezar a formarse en mí.
Esta tarde, tuvo lugar uno de esos momentos. Pero no llegó a ser mágico. Hubo una preciosa
tormenta que traía consigo, un aire dulce y reconfortante,
vital, que cruzaba toda la casa, la descolocaba y a la vuelta, juraría que me acariciaba.
Recuerdo haberlo pensado de una forma veloz, casi, diría que sólo tuve la
impresión inicial de esa sensación, pero pasó el aire, y la tormenta, y no pude mecerme más unas milésimas de
segundos en ese instante. Ahora, apenas queda ya el recuerdo.
Quizá
debería buscar esos momentos, para los que ya, mi espíritu (pobre espíritu) ha
perdido su capacidad de percibirlos de la manera en la que se merecen, quizá
debería ir un día a ese parque y quitarme las sandalias, y tocar la hierba y
mirar el cielo, sin más. Quizá la magia siga ahí, para mí, a pesar de mí.
Aunque parezca, uno no pierde eso que alguna vez descubrió y cultivó. Es como aprender a andar en bicicleta, puede que por falta de práctica uno lo crea olvidado, pero ese conocimiento está latente dentro de nosotros y sin duda alguna vez, con el estímulo indicado, vuelve a surgir con naturalidad.
ResponderEliminarSé que los versos te nacerán otra vez en su momento, quizás la rima se tome un tiempo, pero otra vez te florecerá. Mientras tanto las palabras te siguen surgiendo para aliviarte, quizás sin rimas, pero con su propia encanto de prosa.
Un abrazo
La magia está dentro de ti, lo ha estado siempre, al menos, desde mucho antes de que te conociera, me consta. Solo es la estresante vida que nos roba momentos de paz en los que volar con la imaginación.
ResponderEliminarPero tu tienes "ese don" y más pronto o más tarde aparecerán esos momentos.
Besin
Puede ser tan bonito un momento que falten palabras para describirlo, quizás porque el momento te pide quedarte simplemente sin palabras, sintiendo lo que ves, lo que tocas, lo que hueles, y después el momento pase y las palabras que acuden se queden cortas con lo que te parece que no merece la pena. Son estímulos exteriores que vienen a despertarnos un poco, pero lo que hace falta es el interior tenga un poco de ganas de cosquillas.
ResponderEliminarBesos
puck
Creo que esas palabras siguen ahí, dentro de ti, solo que igual lo que ha cambiado es la forma de percibirlas, igual nacen no en forma de verso, sino de relato, de cuento, de novela o de reflexión. No te agobie el hecho de como nazcan, solo siente y deja que fluyan. A todos nos pasan, hay que detenerse y esperar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un tanto asi me siento yo
ResponderEliminaraunque según te leo lo cuentas
tan bello... que te sienta bien
el arte que distilas entre todos
y cada uno de tus versos...
...(no es, ni de muy lejos, lo mio
lo digo y sonrio)
Miles de besitos y recuerdos.
A los buenos días, por decir algo:
ResponderEliminarTengo un amigo quien asegura que escribir es un trabajo; y de la poesía, dice, que depende de contar y contar.
Una vez, tras repetirme que la poesía es un trabajo, le dije, que si se hace recuento (para cobrar después) con ábaco triste las palabras tras ponerlas en esa hilera para que suenen con ritmo y ofrezcan significados libres para quienes lean. Vamos, que el autor es quien menos las siente, si damos a la poesía "valor" de unión de las palabras y algo que es trabajo rentable para el autor.
No dijo nada. Y pensé en voz alta, que en realidad, trabajo no, quizás momentos mágicos en ese sentido, lo que es sentido, en ese tirar de calculadora casamentera del abecedario que dio validez la RAE, pues no tienen (a la unión de las palabras, me refería, no a la palabra en sí) Pero trabajo, escribir no es trabajo, salvo el tiempo, claro.
Se quedó mirándome como las vacas que miran pasar un tren, tras sonreír, y, pues aún, no lo sé, él habló sin parar y casi, en realidad, ni le escuché, ya que, pensaba en mí misma, y ahora, al leerte, he caído en la cuenta que también he perdido la magia de encontrar momentos para mis parrafadas, vamos: "momentos" posiblemente mágicos, o quizás, simplemente, jamás los tuve.
Cuídate mucho. Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos
Shi
Bello
ResponderEliminarA las grandes personas ,a las que tienen las emociones a flor de piel,no se les aleja,no se les pierde ni difuminan las palabras bellas.Es el "sueño del verbo"quiere dormir y no le dejamos.Tenemos que condedernos el permiso
ResponderEliminarBesucos ola inmnesa y "te quieros" así de grandes.
gó
A las buenas casi noches:
ResponderEliminarPor poco no llego. Aysssssss, espera que respire:
"""""FELICIDADESSSSSSSSSSSSSSS""""""
Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos
Shi
Felicidades preciosa tengo la casa llena estos días y casi se me pasa. Ando bastante desconectada de todo desde hace bastante, con las ideas también de vacaciones, pero algún día volverán tus versos y espero que también mis ideas. Estoy por la tierrina.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y felicidades de nuevo