Ya no hay nadie ahí afuera. Nadie me ve. Ahora,
puedo quitarme la máscara y ser triste o dulce o tierna o débil. Puedo dejar
atrás ese grueso traje que mi piel ha ido confeccionando tras haber caído en más precipicios de los que
puedo recordar con detalle. Aquí, escribiendo, salvo un poco de lo que queda de
mí.
Es triste, ¿verdad? Que seamos así. Porque todos
somos así. O mejor dicho, es triste que la vida nos obligue a ser de
este modo. Por pura protección, instinto de vida, por miedo a ser dañados una y
otra vez por quienes no tienen escrúpulo ninguno por aprovechar tu fragilidad,
o la confianza que das para hacerte daño.
La sensibilidad es un traje demasiado fino como para llevarlo a diario y el miedo, poco a poco se va convirtiendo en un huésped a pensión completa. Siempre nos queda el folio en blanco, y con suerte, con mucha suerte, quizá un día encontremos a una persona con la cual no sintamos la necesidad de protegernos.
La sensibilidad es un traje demasiado fino como para llevarlo a diario y el miedo, poco a poco se va convirtiendo en un huésped a pensión completa. Siempre nos queda el folio en blanco, y con suerte, con mucha suerte, quizá un día encontremos a una persona con la cual no sintamos la necesidad de protegernos.
A veces me resulta muy duro, confieso, ser de ese
modo y no del que soy cuando escribo poesía, o cualquier otro escrito llevada
por un sentimiento que he conseguido rescatar de ese mundo al que llamo real y
que últimamente me tiene paralizada por
dentro.
A veces lo
que más me ahoga es la máscara, la coraza, la urna con la que paseo, desde la
que hablo, desde la que me muevo, provoco,
desde la que río, o desde la que me muestro demasiado frívola, por
ocultar lo que me afecta. A veces, ya no
se quitármela y cuando a veces estoy frente a una persona ante la cual me
gustaría desnudarme, lo intento, pero es imposible. Porque en cuanto abro una
ventanita, ocurre algo que me hace retroceder a un lugar que se encuentra un
paso atrás del lugar en el que me hallaba, y mi piel, vuelve
a poner una capa más en la coraza y con ello acentuando cualquier distancia que
ya existiera entre una parte del mundo y mi esencia.
Me pregunto si cuando sea viejita, y ya me hayan
pasado tantas penas que ni recuerde, me pareceré algo a mí.
Claramente nuestros últimos escritos coinciden sobre esa necesidad que nos impone la realidad de encarar la vida con máscaras, con más o menos esperanzas, con más o menos filtros, con más o menos naturalidad. Cada quien de acuerdo a su personalidad y fortaleza logra una manera de vivir pero con el paso de los años, vamos escondiendo nuestras sensibilidades para protegernos, para evitar dañar nuestras alas, esas con las que nacemos y tantas veces perdemos, recortadas por los miedos, los prejuicios y las corazas que nos vamos construyendo.
ResponderEliminarNo hay que dejar que la vida nos vaya endureciendo al punto de olvidarnos de ser nosotros mismos.
un abrazo
Aire, de algún modo usamos máscaras.
ResponderEliminarNos la ponemos para escribir, para liberarnos de esos fantasmas que se adueñan de la casa.
Ánimos muchacha! Todavía nos golpean, pero levantarse es de héroes.
A las buenas noches:
ResponderEliminarNo creo que nos vistamos con máscaras por miedo, más bien, a veces, incluso sospecho que nos convertimos, -atenta al detalle: en parafina líquida, -para esas de recubrir las heces y salir lo más ágiles posible de los atolladeros que sentimos de todo eso donde nos toca estar....
Otras, casi todas, descubro que no es miedo a los demás sino a uno mismo. Qué el orgullo hace ese hueco completamente tangible y nos despacha aparentemente de ser quienes somos. Hasta pienso que el ser, es como el amor que no vemos y ven los vecinos, es decir: ciego, pero solo ante nosotros mismos.
Pero también, otras muchas, noto que es supervivencia. Simple supervivencia por ser, o estar y no ser, o ser y estar. No nos perdonamos, y sé que todo, simplemente, depende de uno mismo y las circunstancias que nos toca vivir para sospechar que llevamos una máscara. Ejke, a veces machaco hasta agotar la idea de que sobrevivir es estar y, vivir, muchas veces, un simple arte escénico.
Pero ¿sabes una cosilla? Todas las máscaras, corazas o maquillaje tienen un punto débil y otro fuerte y, solo hemos de reconocernos cuales son para no echarnos de menos.
Es tan triste, ejke no es por los otros y lo que puedan hacernos, no, tú, ejke creo que reconocemos lo que les ocurre a otros como mentira en lo que dicen o muestran. Es más, la acusamos sin más en los otros, pero la nuestra, solo tiende a echarnos de menos. Pues es más fácil y duele menos sentir que andamos así, escondidos. Alejados de quienes somos, de no entregarnos... de asegurar que si nos entregamos nos daran una de la champion league esa, y qué va tú... no pasa, todo son ventajas, sí, pues al menos a mí qué me las dan de podium. Y,´tú, que repito, se ve que mi sino es un septiembre tras otro. Pero merece la pena lanzarse a tumba abierta.
Además, tras tanto darle al tema, piensa una cosa: No crees que de no ser por la máscara que ofrece el potochot , qué, acaso existirían los cuerpos perfectos????
Esta visto que sí, tengo que reconocer que gracias al potochot, pues sí, existen las máscaras.
Niña ando de médicos y, leerte ha conseguido que por lo menos deje de llorar y pensar demasiado rato en alto ( no es nada demasiado grave el motivo de ir a ver al... maldito...., es solo la puñetera tiroides)
Me voy a seguir llorando. Ejke es curioso, pues hoy tras estar en el médico, y luego recordarme el enfado, esa mala leche que se me pone y lo que llego a desbarrar ante las batas blancas... qué te lo prometo, sentía que llevaba algo así como mil máscaras, y lástima que no fueran de hechicero malvado con poderes de fulminar con mil rayos... En fin, no borro nada.
Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos
Shi
Aire,me duele pensar que la coraza permanezca de por vida .Hay miedos acerca de muchos temas y yo soy la primera miedosa,pero te aseguro que se puede ser uno mismo a pesar del daño que otros hagan o te hayan hecho.El "delito"no lo cometes tú si no la pobreza de quien se cree triunfador.
ResponderEliminarY si sabemos aceptar este pensamiento podemos liberarnos ,ser uno mismo.Estoy segura de que lo conseguirás y no cuando seas ancianita.
Amiguca,la mochila de cada uno pesa ,pero podemos soportarlo,sólo déjate llevar por tu mismidad y saca tu personalidad tal cual es.Así, el aire no podrán contaminarlo porque la fortaleza del ser es más fuerte que la
roca.
Te aprecio mucho,mucho.
Ola inmensa!
Creo que nos pasa a todos un poco lo de las máscaras protectoras. Nos las vamos poniendo poco a poco según lo que vamos viviendo y luego se van quedando. De todas formas cada uno está preocupado por la suya, no importa que te muestres tal cual eres, lo que sale de daño en los demás es lo que ya lleva cada uno.
ResponderEliminarEs bonito encontrar con quien quitárselas. Pienso que sí que se puede hacer.
Besos.
puck
Besuco de vuelta
ResponderEliminarGracias
Ola inmensa