El Canto de los Pájaros

Con frecuencia me viste el silencio tanto por dentro como por fuera. Callo porque tengo miedo de que una palabra, pueda desvelar-me, relatar-me, sin querer hacerlo.
Escribo para quedarme desnuda al menos un momento, a salvo de las miradas de quién pueda entenderme, pues sé que ,aún expuesta, el balbuceo de mi no-poema, no se entiende.

Pero una mano amiga, sin alevosía, me anima a escuchar el canto primaveral de los pájaros en pleno invierno y así, comienzan con una mezcla de alegría y extrañeza, los bailarines de mis manos a marcar los pasos de una danza olvidada.

Quisiera caminar y sin embargo permanezco inmóvil. Recuerdo cuando quería quedarme quieta, recurriendo a trucos mentales de lo más curiosos y no lo conseguía.  Quizá es que antes, la energía y la determinación  con la que huía se imponían a mí, y ahora,  soy yo quién se impone a ellas.  Porque sí. O por miedo. Quién sabe. Por  algún motivo, he eliminado la fascinación e ilusión que me causaba  imaginar  el paso por dar, el paisaje por conocer, o escuchar otras voces.

A veces vives así, fingiendo que has vencido el miedo, disfrazándote con yos descartados hace tiempo. A veces, sin quererlo, se te cae la máscara y dejas escapar una sonrisa o una lágrima inesperada, que a quién no te conoce, pilla desprevenido y sin saber muy bien porqué, le causa asombro.

Supongo que ocurre en esos momentos en los que dejas que la primavera se filtre en un invierno falso, creado por tus limitaciones que desde tu fragilidad, has creado.

Sé que mi alma está desentrenada y no sabe muy bien decirse, pero tampoco importa tanto,  ¿no?

PD. Gracias por tenderme tu mano, Gó.