miércoles, 6 de agosto de 2014

Estoy aquí



Estoy aquí.
Sí. Aquí.
Mírame
Huelo bien. Respírame.
Soy suave como un gato. Acaríciame
No sueno tan mal. Escúchame.

No es a quién crees que eres a quién invoco. Si no a quién ocultas. Ese es el único que persigo en sueños.  
Quien creemos que somos es una quimera, un ser fantástico a veces parecido al bello unicornio y otras a un monstruo. A mí me da igual. Quiero que quieras a la parte de mí que se oculta, pero a la vez ha de parecer que quieres a la parte expuesta, si no, no vale. No juego. Que infantil, es verdad, lo reconozco.  Es que es  como un ticket de entrada, porque la fachada también es parte de la casa, que le voy a hacer a mi no me gusta que me quieran solo por mi interior, si no porque lo que oculto en el exterior . Por eso quizá, también deseo la parte de ti que se oculta, puro egoísmo, lo reconozco y además, tendemos a pensar que somos la medida de las cosas. Reconozco esta limitación tan humana que nos encierra en nosotros mismos y condiciona nuestra manera de comportarnos y estar en el mundo.

Pensándolo bien, en realidad , me da igual tanta filosofía excusadora de defectos.  Si me respiras, acaricias , escuchas y miras como anhelo , me rindo. Me apetece rendirme por fin. Ya no sé cómo se siente una rindiéndose. Llevo muchos años luchando contra mi  y ya no sé cómo es la vida de alguien que deja de luchar  para  no dejarse llevar por esas cosas que hacen daño y te dejan así, con esa sensación de que frente a ella eres de cristal, vulnerable.

Pero todo esto, son solo palabras. Ya no sé rendirme. Ni siquiera quiero realmente. Tendrás que vencerme y para ello, tendrás que escucharme, respirarme, acariciarme …..

Imagen Renee Nault

3 comentarios:

  1. ¿Vemos las cosas/personas como son? ¿Son como las vemos? ¿O como ellas quieren ser vistas?
    ¡No te rindassssss!
    Besos. Abraxas.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. La rendición llega sola cuando te respiran, te acarician, te escuchan... Te sienten.

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